Las huellas de Federico García Lorca en
Santiago Cuba.
"Soy Federico García...", diría a manera de
presentación a quienes le recibían a su llegada a La Habana, uno de los mejores
escritores españoles de todos los tiempos. Desde entonces, 7 de marzo de 1930 y
para siempre, el poeta andaluz Federico García Lorca se convertiría en una de
los más admirados y queridos intelectuales que visitarían a Cuba. Su gracia y
sencillez hubo de ganarse a todos los que le conocieron.
Federico García Lorca llegaba desde Nueva York invitado por la
Asociación Hispano Cubana de Cultura que dirigía don Fernando Ortiz para dar
una serie de charlas y conferencias en la isla.
Su libro "Poeta en Nueva York", que completa durante
su estancia en Cuba con su poema "Son de negros en Cuba", recoge en
sus versos la fuerte impresión que dejaran en el poeta sus días cubanos, que en
carta a sus padres desde La Habana les dice: "Esta isla es un
paraíso". Federico García Lorca se deslumbró con Cuba tanto como los
mismos cubanos se hechizaron con su presencia. En su poema dedicado a la isla
"Son de negros en Cuba" dice:
"Cuando llegue la
luna llena iré a Santiago de Cuba,
iré a Santiago
en un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Cantarán los techos de palmera.
iré a Santiago.
Cuando la palma quiere ser cigüeña,
Iré a Santiago".
La muerte de aquel poeta español que amó a Cuba, y entre cuyas
notas a sus padres se puede leer:
"Si me pierdo que
me busquen... en Cuba", dejó marcas imborrables en todos los que le
conocieron .
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